Las abejas pasean por las flores y liberan su néctar para producir miel y alimentar a sus crías. Durante este proceso, cuando se apoyan en las flores, sus patas se impregnan de polen, que transportan a las otras plantas que visitan en busca de más néctar. Así, quedan fecundadas y producen frutos y semillas.

Las abejas, grandes polinizadoras

Es cierto que hay muchas plantas que se autofecundan, como las tomateras, y otras a las que les basta con la acción del viento, que mueve el polen. En cambio, cerca del 40% de las frutas y verduras requieren polinización directa para producir fruto. Alimentos tan comunes como las manzanas, las almendras o las fresas dejarían de existir sin las abejas.

Laura Pitart
Laura Pitart

Periodista