CARACTERÍSTIQUES DEL RESTAURANT
Plato estrella
Rissotto de arroz integral basmati, tomate seco, setas y rúcula
Para comer
vegetariano o vegano
Precio medio carta
25 euros. Menús mediodía: 7,50 a 18 euros
Contacto
C/ Esquilache 2 al 12
28003 Madrid
www.ecocentro.es
El barrio de Chamberí, también Cuatro Caminos, es una de las zonas que últimamente se está poniendo de moda entre la clase media. Los vecinos ya no son sólo de clase alta como tradicionalmente. Y a Ecocentro va gente del barrio, la de antes y la de ahora.
Lejos del centro, visitamos el templo de la comida saludable de la capital, un gran proyecto que no ha necesitado desplazarse a ningún lugar. Llevan allí veinte años y no parece irles nada mal.
Se dice rápido, pero abrir un negocio de alimentación y restauración ecológica es un pequeño milagro. Primero porque los precios son más elevados y la competencia feroz de las grandes superficies es una tentación para el bolsillo de la gente. Segundo porqué la gente que se cuida y que sigue una alimentación saludable es una minoría aún. Y tercero porqué Ecocentro es una tienda enorme: un self-service (el bio-bufé) que se llena hasta la bandera, una sala que funciona como un restaurante en la planta baja con carta amplia o menús, una tienda física grandiosa, distribuida en una librería propia, un espacio para ropa para terapias como el yoga o la meditación, un local contiguo sólo para el fresco y los productos refrigerados y, para rematarlo, una tienda online. Esto hace que hoy en Ecocentro trabajen cincuenta personas y hayan ido ocupando los locales contiguos hasta ocupar del número 2 al 12 de la calle. Aún así, el proyecto, que empezó en 1993, ya nació con la idea de ofrecer una amplia tienda y un restaurante para que los vecinos comieran y comprasen todos los productos necesarios y ecológicos y que no necesitaran recurrir a otros negocios.
Por si fuera poco, Ecocentro tiene un hotel rural en Cáceres (Sierra de Gredos), la Hospedería del Silencio, un espacio de retiro para muchos clientes que buscan el mismo concepto ecológico, respetuoso y comprometido en medio de un entorno natural lleno de atractivos senderos. “La gente, en grupos, hace retiros o dedican fines de semana a hacer yoga y meditación. Nosotros, allí, sobretodo, organizamos actividades y terapias relacionadas con el silencio”. Me lo cuenta la responsable de comunicación de Ecocentro, Clara Pillado, que me recibe en domingo después de un fin de semana intenso de trabajo para las dos en la feria Biocultura. Allí, Ecocentro ha ofrecido un pastel crudivegano, entre otras propuestas, de su reputado repostero, Imaz, que tiene muy buena fama con sus postres en el restaurante y que, a menudo, trabaja sin leche, sin huevo ni mantequillas para que sean aptos para veganos. Porqué los veganos también encuentran su sitio en Ecocentro. Aún así, “el cliente habitual no es vegetariano estricto pero quiere cuidarse y sabe que en los restaurantes convencionales no encontrará cereales integrales. La gente mayor viene también por salud, para hacer prevención o para tratar una enfermedad a través de la alimentación de forma complementaria. Los jóvenes, en cambio, vienen por consciencia, para cuidarse a ellos y para respetar el medioambiente, los animales, etc.”.
Pruebo un arroz basmati turco con curry, pasas y shiitake muy bien cocinado y resuelto y me quedo con las ganas –pero no tengo más apetito– de volver para probar el romescu de algas, la clara de espelta con limón, el kebab de seitán, la ensalada japonesa con tallarines de verduras y aliño de umeboshi o los rollitos orientales de seitán con hiziki, shiitake y sabores thai. Si algo tengo claro es que Ecocentro es un vegetariano-vegano que no usa salsas en exceso, ya que, a menudo, las opciones vegetarianas se inundan con salsas de mayonesa de soja que quitan sabor y salud a los platos. Aquí noto un conocimiento más profundo de la cocina oriental y la gracia de los platos está en las especies más indias o tailandesas. El resultado es más delicado para nuestra barriga y organolépticamente delicioso. El pan –nota importante– está hecho con masa madre en un obrador que les sirve a diario. Si no habéis ido a Ecocentro y estáis en Madrid, pero ni vivís ni trabajáis cerca, una idea: hay una gasolinera al lado. Cuando tengáis que repostar y vayáis en dirección Majadahonda, Segovia o Ávila, por ejemplo, haced una parada técnica. Y cuando os organicéis para ir, hacedlo un día que tengáis hambre. En el restaurante, las raciones son muy generosas.
En la tienda encuentro novedades literarias, nuevos productos que desconocía y una sección de pequeños utensilios de cocina saludable que, para navidades, no os podéis perder. Ya he descubierto una fiambrera de plástico sin BFA y otra de acero inoxidable también libre del temido bisfenol A. También observo, en carteles y charlas programadas, el éxito de Odile Fernández y su quinta edición del libro “Mis recetas anticáncer“, de la que publicaremos una entrevista en breve.
Madrid se pone las pilas
En los últimos tiempos, Madrid ha despertado en comida ecológica y hoy ya hay muchas tiendas de dietética y herboristerías ecológicas y, aunque lógicamente la mayor concentración de locales está en el centro, ya hay muchos barrios que cuentan con opciones de compra de estos productos. Pronto publicaremos una ruta por los locales más nuevos y originales del momento de la capital. La asignatura pendiente, eso sí, siguen siendo los restaurantes que prioricen una cocina sana. Porqué, por ser Madrid, no hay muchos ni se han reciclado conceptos, y en las tiendas he visto, por cierto, una gran cantidad de verduras y frutas frescas, señal que hay clientes y señal que, a menudo, se deben traer los alimentos de lejos para poder abastecer a la gente. Pero… ¿necesitamos tantos mangos si nuestro clima y sol no los cultiva con la facilidad de las manzanas o las peras? En Madrid hay una gran capacidad para importar producto de toda España, pero el reto es tejer una red de productores locales para garantizar que se consuman alimentos que no hayan viajado mucho, que estén recolectados en su punto de máxima madurez y que esto lleve a consumir sólo de proximidad y temporada, un reto para Soycomocomo, que quiere difundir que, en verduras y fruta, nadie nos gana, que no hace falta ir a buscar de todo en cualquier momento y de cualquier lugar. Así, además, será más fácil establecer el reconocimiento de Km0 de la Asociación Slow Food y que en Madrid tiene su delegación.