Todas las partes del cuerpo que están en contacto con el exterior están repletas de microorganismos que nos protegen. Es más, estos seres nos ayudan a realizar funciones tan básicas como la digestión de los alimentos, el buen funcionamiento del sistema inmunitario y son responsables de crear equilibrio entre el exterior y el interior.

Tanto es así que, después de décadas luchando contra las bacterias, hoy en día, se han convertido en las grandes aliadas para la salud. Los últimos estudios apuntan que gozar de una buena microbiota nos ayuda a protegernos de enfermedades degenerativas, cáncer, intolerancias, alergias y una larga lista de patologías.

Ahora bien, para poder beneficiarnos de ellas, necesitamos volver a hacernos amigos de estos habitantes con los que tenemos una relación de simbiosis.

Alimentos fermentados y probióticos, buenos para el sistema digestivo

Uno de los lugares del cuerpo en el cual se crea salud es el sistema digestivo. Este es el encargado de asimilar los diferentes nutrientes que consumimos a través de los alimentos. Cuando no podemos llevar a cabo el proceso de nutrición, el resto del cuerpo se ve afectado, y se crea un desequilibrio y posibles patologías o enfermedades.

Las verduras y hortalizas fermentadas son ricas en probióticos y prebióticos

El cuidado de este órgano tiene mucho que ver con la alimentación y el estilo de vida. Los alimentos que consumimos pueden crear un entorno equilibrado o, por el contrario, pueden afectar directamente a la microbiota.

Para poder crear un entorno beneficioso para la microbiota, es necesario, además de una buena alimentación y un estilo de vida saludable, el consumo de alimentos vivos, llenos de probióticos, que se implantan en las paredes del sistema digestivo y nos ayudan a recuperar la salud de forma natural.

Las verduras y hortalizas fermentadas son ricas en probióticos y prebióticos: la combinación perfecta para que crezcan los microorganismos y se implanten en el sistema digestivo, ya que han sido cultivados en un entorno similar al nuestro. Nos van a ayudar a crear un lugar de salud.

Entre los beneficios de los alimentos fermentados, ricos en probióticos, encontramos:

  • Repueblan la microbiota y hacen que este órgano goce de buena salud de forma natural.
  • Mejoran la digestión y asimilación de los alimentos. Predigieren los alimentos antes de ser consumidos y, así, no agotamos a los órganos encargados de este proceso. Vamos a ser capaces de asimilar correctamente los nutrientes de los alimentos.
  • Depuran el organismo. Eliminan y neutralizan toxinas y residuos que se acumulan en diferentes partes del cuerpo.
  • Mejoran la digestión de ciertos alimentos, como puede ser el gluten, la proteína vegetal o las grasas. Al contener microorganismos que predigieren estos nutrientes, somos capaces de asimilarlos sin que creen irritación o inflamación.
  • Nos protegen de infecciones y otros agentes externos. Si la microbiota goza de buena salud, es capaz de compensar la invasión de otras bacterias que pueden provocarnos múltiples perjuicios.

Qué cantidad de probióticos se recomienda consumir

Como en la mayoría de recomendaciones sobre alimentación, la cantidad de probióticos depende de la persona que los vaya a consumir y de sus características.

Si gozamos de buena salud, el consumo de probióticos debe ser variado y en pequeñas cantidades. Hablamos de alrededor de dos cucharadas y una bebida probióticas para una persona de unos sesenta quilos. Si hay alguna patología o una necesidad especial, es importante acudir a una consulta, para ser debidamente asesorado de qué fermentados son los más indicados para el caso en concreto.

Variar de alimentos fermentados ayuda a tener una microbiota variada, lo que nos protegerá de diferentes patologías. Si siempre consumimos los mismos alimentos fermentados, nos estamos perdiendo el beneficios de otras cepas, que crearán equilibrio en nuestro bosque interior.

Es interesante saber que en los estudios actuales se relacionan ciertos microorganismos con patologías concretas y su consumo nos puede ayudar a restaurar la salud.

Las bacterias son nuestras aliadas y, en los próximos años, serán la gran revolución para la salud. Solo tenemos que darles las condiciones adecuadas para que se queden a vivir dentro de nosotros.

 

 

Nerea Zorokiain

Autora del libro Fermentación y miembro del Instituto Macrobiótico Nishime.