La jalea real es una sustancia de suave color amarillo y viscosa, mezcla de néctar, agua, saliva y hormonas, segregada por las glándulas hipofaríngeas y mandibulares de las abejas obreras jóvenes (de entre 5 y 15 días), para alimentar a las abejas reinas durante toda su vida, a las larvas reales y a las larvas comunes, solo en sus primeros tres días. De esta forma la abeja reina crece de un 40 a un 60% más que las otras abejas, deposita más de 2.000 huevos al día y vive un promedio entre 5 y 7 años, frente a los 40 días de las obreras. Una colmena entera produce aproximadamente 500 g de jalea real con el néctar de unos dos millones de flores.
Historia
Durante siglos, millones de personas en todo el mundo han utilizado la jalea real como antibiótico, energizante, potenciador sexual e incluso para retardar el envejecimiento. Sus efectos terapéuticos, envueltos en especulaciones, mitos y tradiciones, se extrapolaban de las abejas a los humanos, ya que existía poca información científica contrastable. La primera referencia escrita data de mediados del siglo XVII, de la mano de Jan Swammerdam, anatomista y zoólogo holandés, quien observaba el comportamiento de los insectos. En 1933, el nobelista F. Bergius intentó analizarla estudiando su composición, y la halló tan compleja que abandonó la investigación. Más tarde, en 1938, M. Boyer de Belvefer realizó un estudio científico y metódico sobre sus efectos rejuvenecedores, y la administró a animales con resultados destacables, pero sin aportar más que información empírica.
Aparentemente su popularidad se disparó cuando el Papa Pío XII tomó durante algunos días un extracto de jalea recetado por el doctor Galeazzi, que le produjo un rápido efecto restaurador y fortalecedor. Pero su elevado costo, la precariedad para evitar su degradación una vez extraída y la oposición de la medicina occidental, debilitaron su consumo, hasta la llegada de nuevas tecnologías. Aún así, actualmente sigue envuelta en hipótesis y suposiciones, que la convierten en un alimento misterioso y a la vez fascinante.
Composición
Hoy contamos con más información sobre su composición, aunque gran parte de ella queda aún por descubrir:
– Se trata de una sustancia ácida con un pH cercano a 3,6.
– Agua: es su compuesto mayoritario, entre un 60% y un 70%.
– Proteínas: constituyen entre un 9% y un 18% (hasta un 45% de peso seco), incluye todos los aminoácidos esenciales.
– Hidratos de carbono: de 7 a 18%, compuestos principalmente por fructosa y glucosa.
– Ácidos grasos: representan del 3 al 8%, responsables de importantes propiedades de la jalea real.
– Minerales: hasta un 3%, entre los que destacan: potasio, calcio, sodio, zinc, hierro, cobre, magnesio.
– Vitaminas hidrosolubles: sobretodo vitaminas del grupo B (mayoritariamente la B5).
– Numerosas hormonas, enzimas y otros elementos aún desconocidos, que actúan en sinergia con las vitaminas y minerales.
Propiedades terapéuticas
En diversos estudios se han demostrado sus propiedades terapéuticas, la mayoría relacionadas con sus flavonoides y compuestos fenólicos. (Para más información: http://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/j.1750-3841.2008.00966.x/full)
Entre sus numerosas actividades biológicas podríamos destacar las siguientes:
- antiséptica
- antibacteriana (sobre todo a nivel tópico)
- antiviral
- antimicrobiana
- antibiótica (comparable a la penicilina)
- antiinflamatoria
- antioxidante
- antitóxica
- antitumoral
Las personas que han consumido jalea real experimentan un sentimiento general de bienestar, es decir, una resistencia a la fatiga, un mayor rendimiento intelectual (mejorando la concentración y la memoria) y un incremento en la autoconfianza, que tonifica y equilibra el sistema nervioso. Además el conjunto de sus nutrientes actúa como estimulante global, mejora la respuesta inmune contra agresiones externas y refuerza las funciones generales del cuerpo. En general, se tolera muy bien (en caso de duda, comprobar ingiriendo una pequeña dosis diluida), lo que la convierte en un tónico natural único en el mundo, indicado para todas las edades y en especial niños en momentos de mayor actividad, especialmente en los cambios de estación o antes del invierno para prevenir catarros e infecciones.
Contraindicaciones
Al ser una sustancia muy concentrada en nutrientes, tiene ciertas precauciones a la hora de ser utilizada. Se recomienda vigilar, e incluso, evitarla en caso de alergia, enfermedad de Addison, asma, migrañas, taquicardia e hipertensión.
Precauciones en el consumo
La jalea real puede administrarse por vía oral o intravenosa, que se reserva únicamente para determinados pacientes que reciben terapia en centros hospitalarios especializados. Existen diferentes presentaciones: mezclada con miel de abejas, polen y propóleos, en cápsulas, tabletas o fresca. También se aplica en forma tópica a través de productos de cosmética.
Si bien la jalea real fresca es la más natural y nutritiva, más allá de su sabor áspero y punzante que la hace poco apetecible, no es la más recomendable ya que es muy inestable fuera de la colmena. Mientras está en la celda para alimentar a la larva, ésta le hace de agente conservante y no se degrada, pese a alcanzar los 37 ºC de temperatura. Pero una vez extraída de la colmena, es necesario conservarla a menos de 2 ºC, para que no pierda sus propiedades. Es termosensible, fotosensible y, dado su alto grado de humedad (68%), se descompone con facilidad, lo que da lugar a peligrosos radicales libres. Para asegurar la cadena de frío y la buena conservación del producto, algunos expertos recomiendan consumir la jalea real congelada y seca (liofilizada), que es más estable y fácil de transportar. Las diferencias nutricionales con la jalea real fresca son mínimas.
La jalea real debe tomarse moderadamente, por la mañana y en ayunas, comenzando con dosis bajas hasta alcanzar entre 100-500 mg diarios para adultos y la mitad en caso de niños. Nunca hay que sobrepasar los 1000 mg diarios. El tratamiento debe realizarse durante 5 o 6 semanas y descansar un mínimo de 30 días si se quiere consumir más cantidad. Es recomendable consumirla fresca y proveniente de un apicultor ecológico. Para potenciar sus efectos, mejor mezclarla con miel, dejándola debajo de la lengua durante para favorecer la saliva y con ella las enzimas salivares. Se debe mantener siempre en nevera. Si se ingiere en gran cantidad, la jalea real puede producir cefalea, aumento de la tensión arterial, aumento del ritmo cardíaco y náuseas.
A tener en cuenta
Por último, es importante recordar que la jalea real no es un producto vegano, ya que es un subproducto del reino animal. La mayoría proviene de apicultoras a tiempo completo que manipulan a las abejas según las reglas de la producción, sin ningún respeto por su comportamiento natural. Para conocer más detalles pueden consultarse gran cantidad de documentos en la web.
Video: Recolección de la jalea real: http://youtu.be/LwrdwggAM30
Más información: http://www.fao.org/docrep/w0076e/w0076e16.htm