Todos sabemos cuáles son: las tortillas de patatas envasadas, las pizzas… «Es práctico», se oye decir muchas veces. Pero «deben ser una excepción de una excepción para consumirlos», dice la psicóloga nutricionista Yolanda García, especializada en maternidad e infancia. ¿Por qué? Ella misma expone los motivos:
- Porque no controlamos su procedencia.
- Porque están llenos de conservantes artificiales y aditivos, es decir, de sustancias externas que les incorporamos y que son nocivas para el organismo.
- Porque tienen un demasiada sal.
- Porque, por mucha verdura que lleven, como que se deben pasteurizar para envasar, se pierden los nutrientes. Así pues, decir que es una pizza de verduras es una falacia, porque solo se come fibra.
- Porque las grasas que se utilizan son de muy mala calidad.
- Porque ponen saborizantes −sobre todo a las pizzas y a los caldos−, como el glutamato monosódico, que es neurotóxico; en las etiquetas es el E-621. De hecho, el síndrome del restaurante chino, que provoca diarreas y vómitos, es por culpa de este saborizante.
- Porque tienen aspartamo (E-951), que es altamente neurotóxico.
En una pizza que cuesta dos euros no podemos buscar calidad. Si la tuviera, no tendría ese precio, y, sin embargo, seguiría siendo poco recomendable, porque necesariamente llevaría sal, conservantes, estaría pasteurizada. Por otra parte, un alimento envasado está desvitalizado, porque puede hacer meses que está dentro del plástico. Y, además, tiene los sabores escondidos; no se distinguen por culpa de la cantidad de cosas que tienen.
Así pues, el único argumento para defender las comidas envasadas es la comodidad. No hay ninguno más. Y es que, concluye la nutricionista, «no todo lo que es bueno para vender es bueno para comer».
Ingesta descontrolada
Como no los cocinas, como no pasas un tiempo de espera entre la cocción y la ingesta, los alimentos cocinados se acaban comiendo de manera descontrolada, dice Hegoi Segurola, nutricionista de la Unidad de Apoyo Nutricional del Hospital Vall d Hebron de Barcelona. Por tanto, «hay una ingesta descontrolada de calorías». Por su parte, Cleofé Pérez-Portabella Maristany, supervisora de la misma unidad, indica que todos los aditivos que contienen las comidas envasadas están controlados por la Agencia Catalana de Supervisión Alimentaria. «Lo peor de estos alimentos es la cantidad de sal que tienen, que por sí solo ya es un conservante, y las grasas, especialmente saturadas». En una dieta equilibrada, estos alimentos se deben controlar.