Hace diez años que Àngela Pallarès fundó la ONG Radjem con dos profesionales más para ofrecer ayuda sanitaria a un buen número de enfermos crónicos del Sáhara Occidental. Actualmente, combina su tarea como docente en la Facultad de Enfermería de Blanquerna, con la coordinación de un proyecto de investigación sobre la incidencia de la estevia en los diabéticos de la ciudad de El Aaiún.
Esta planta se ha convertido en una gran aliada de su equipo médico para controlar los niveles de azúcar en sangre de una población muy castigada por esta enfermedad.
Estevia y diabetes. ¿Qué relación habéis encontrado?
Los resultados de dar infusiones con estevia a los pacientes con diabetes tipo 2 son comparables con los de los fármacos orales. Por otro lado, no lo son con los resultados de los pacientes que ya son dependientes de la insulina puesto que, por lo tanto, la diabetes está más avanzada. Tratamos la estevia como un complemento dietético porque legalmente está considerada así, pero las evidencias obtenidas son espectaculares. Eso sí, la estevia en comprimidos no tiene ningún efecto terapéutico, sólo sirve para endulzar.
¿Cómo surgió la idea de introducir hojas de estevia en el té como medida terapéutica?
Una de las actividades de los saharauis desde que se levantan hasta que van a dormir es tomar té endulzado con trozos de azúcar del tamaño de una pila de las grandes. Les llevamos edulcorantes en polvo que parecían azúcar para intentar disminuir esas dosis altísimas y perjudiciales, pero no les gustaban. Buscando por Internet alternativas posibles contactamos con Josep Pàmies, que nos dio un paquete de estevia para que la probaran. Les encantó su dulzura, con cierto sabor a regaliz, y la incorporaron muy bien al té. Este tipo de consumo no interrumpe su ritual tradicional y tiene la ventaja que se enriquece con un producto traído de fuera.
“Tratamos la estevia como un complemento dietético porque legalmente está considerada así, pero las evidencias obtenidas son espectaculares.””
¿En qué se ha basado la investigación?
Empezamos a hacer curvas de glucemia a varios grupos de observación siguiendo la misma dieta, pero con un cambio: un grupo tomaba medicación para la diabetes y el otro tomaba las hojas de estevia –unos nueve gramos aproximadamente. Les empezamos a medir los niveles de glucemia primero en ayunas, durante la toma de té con estevia o durante la medicación, y después cada hora y media. En total, 80 curvas y 320 analíticas. Los pacientes recogen cada semana una bolsa de hojas de estevia secas. Si hay un pico muy alto de glucemia es que algo no se ha hecho bien y, si no cumplen las pautas, son retirados del grupo.
¿Algunos pacientes han dejado de medicarse por el hecho de tomar las infusiones?
La mayoría de los pacientes que tomaban antidiabéticos orales, sí. Los que toman insulina, no. Les explicamos que no pueden dejar el tratamiento oral y todavía menos la insulina; que la estevia es sólo un complemento. Aún así, hemos comprobado que los que deciden hacerlo, siguen teniendo niveles aceptables de glucemia en sangre sólo tomando las infusiones con estevia.
¡Caramba! ¿Cómo actúa la planta en el organismo?
Aumenta el flujo sanguíneo en el páncreas incrementando la producción de insulina endógena.
¿Cuál es el perfil de los pacientes que tratáis?
El 80% de los pacientes de la consulta son mujeres, porque son las que suelen estar más enfermas. Mayoritariamente todas acaban teniendo obesidad y los problemas que se derivan de ella, como la diabetes. Tradicionalmente, cuando las mujeres estaban a punto de casarse, las metían en una haima sin moverse y les daban alimentos muy calóricos como dátiles o leche con miel. Ahora, además, les pueden llegar a dar corticoides para hacer que cojan peso más rápido. Es ilegal; no tienen en las farmacias, pero son fáciles de encontrar. Así, por culpa de la obesidad, la alimentación y el sedentarismo predomina la diabetes tipo 2, que es la que se adquiere debido al estilo de vida. Como ejemplo, tenemos grandes sagas familiares con esta enfermedad y se han tenido que comprar aparatos de tomar la tensión XXL porque la media de los brazos de algunas mujeres son como tus muslos.
¡Vaya! ¿Quieren engordar porque se ven más guapas?
Exacto. Intentamos cambiar estos hábitos e inculcarles una buena dieta y ejercicio físico, pero fue un fracaso absoluto porque si adelgazan dejan de ser atractivas para el hombre y las pueden llegar a abandonar. Los patrones de conducta sociales y culturales son muy negativos para la salud, pero están muy arraigados entre la población. Ahora hemos abierto una consulta de nutrición, puesto que conocemos muy bien su estilo de vida, la calidad de los alimentos que toman y las dificultades que tienen para acceder a según qué productos.
¿Qué hábitos alimentarios tiene en términos generales la población de El Aaiún?
Se trata de una población muy pobre con una alimentación deficitaria que no tiene en cuenta las necesidades de los miembros de la familia. Comen básicamente hidratos de carbono: harinas, pan, pasta, cuscús… Estos productos forman parte de su tradición y están subvencionados. En los mercados tienen mucha fruta y verdura pero, por cultura y porque es cara, comen muy poca. Prácticamente todos los platos los cocinan con carne, pero ponen muy poca cantidad y de poca calidad.
“Les queremos enseñar a cocinar sus postres sin azúcar, con estèvia.”
Teniendo en cuenta sus recursos, ¿qué tipo de alimentación les recomendáis?
Les recomendamos seguir la pirámide nutricional. En los talleres de nutrición preparamos menús diarios adaptados para diabéticos y les queremos enseñar a cocinar sus postres sin azúcar, con estevia. De momento, las recetas con estevia las estamos probando aquí, y por ahora no nos salen muy bien. Además, todos comen del mismo plato, lo que hace más difícil hacer unos platos adaptados para este colectivo.
Entonces, es muy importante trabajar los buenos hábitos de toda la familia, ¿no?
Sí. Una de las actividades previstas es ir con las mujeres al zoco para enseñarles a comprar teniendo en cuenta sus escasos recursos. El Sáhara es uno de los bancos pesqueros más importantes del mundo, pero ellos casi no comen pescado. Sólo uno muy caro que es parecido a la dorada porque culturalmente creen que comer pescado de pobres. Paralelamente, y dentro de estos talleres de educación por la salud, hemos creado grupos que salen a caminar un par de veces a la semana y que hacen ejercicio físico en el centro.
¿Sustituir el azúcar por la estevia les saldría más barato?
El azúcar está subvencionado y es baratísimo. Hemos hecho el intento de cultivar la estevia allí y, debido a la cantidad de sol, en una semana se hizo un arbusto enorme. Hicimos analizar la planta en la Universidad de Navarra, pero tenía un principio activo muy bajo; como todas las plantas que crecen muy rápido, que suelen tener concentraciones bajas. La que usamos nosotros es ecológica y su productor, Andrés Alarcón, hace analizar cada cosecha para asegurar la calidad del producto.
Cuéntame cómo os embarcasteis en un proyecto así.
Fue fruto del azar que durante un viaje familiar, hace diez años, fuéramos allí. Mi compañero quería ir a las Canarias y, como yo no quería, le puse como condición hacer también una escapada a El Aaiún, donde conocimos al padre Rafel. Al saber que los dos proveníamos del ámbito sanitario, nos contó que aquello era un territorio abandonado por las ONGs internacionales. El sistema sanitario era y es más que precario. Por eso escogimos una entidad que daba cobijo a la población más desfavorecida para apoyarla en lo que pudiéramos.
Empezaba un duro trabajo, supongo...
Realizamos un triaje para ver las necesidades y los problemas más importantes. Sólo podíamos atender a personas con enfermedades crónicas como diabetes, hipertensión y obesidad, confirmando la tríada que alerta la OMS. También niños con enfermedades degenerativas. Más adelante constituimos la sede con voluntarias autóctonas formadas para atender a los pacientes y seguir con el trabajo mientras no estuviéramos.
¿Puedes confirmar una relación entre diabetes e índice de pobreza?
En los Estados Unidos y en Europa, sí. En el Sáhara Occidental, no exclusivamente, porque es un problema cultural. Incluso la gente más rica tiene patologías crónicas, porque se mueve menos y tiene más poder adquisitivo para comprar productos calóricos. En El Aaiún, pero, es un problema que afecta sobre todo a las mujeres.