El doctor Miquel Pros, que confiesa que se ha cargado a conciencia la leche de vaca porque lo que hay dentro de los briks es una manipulación de la industria alimentaria, opina que hubo un momento en que esta leche fue beneficiosa para el hombre.
“Hay una tradición ancestral del hombre que bebe leche, pero entonces las vacas estaban bien tratadas, pastaban, bebían y comían de manera sana”. Ahora, en cambio, “comen, mean, cagan y duermen en el mismo espacio diminuto, estabuladas, sin control de limpieza”, y luego la industria alimentaria “manipula la leche”.
Por ello, el mismo Miquel Pros piensa que la leche de yegua, si no está manipulada, puede contener los beneficios que los estudios incipientes y el propio “popularizador”, Juti Gusi, aseguran que tiene.
Las tres condiciones de la leche de yegua
- Producción de calidad y natural, sin medicación ni productos químicos.
- Alimentación cuidadosa de las yeguas, que tengan forzosamente pasto diario en lugares donde no se ha cultivado nunca con productos químicos.
- La leche no se debe calentar ni pasteurizar.
Juti quiere dar a conocer la leche de yegua porque a él, concretamente, le salvó la vida. Literalmente. Por culpa de una transfusión sanguínea que le hicieron cuando nació, contrajo la hepatitis C. De mayor, la enfermedad le había dañado el hígado, pero los hospitales le decían que era imposible trasplantarle uno porque ya no había nada que hacer. Así de crudo. Juti entró en Internet para buscar soluciones, “para vivir sin sufrimiento porque me notaba la muerte cercana sin un hígado nuevo”.
En Internet encontró que la leche de yegua tenía una proteína, la albúmina, que él necesitaba para eliminar líquidos. “Empecé a hacer pedidos, que me llegaban desde Holanda, y me la bebía”. Al cabo de un par de días, se encontraba mejor, con más ánimos. Al cabo de quince, comenzaba a corregir su anemia. A los tres meses, los riñones se habían regenerado al 100%. Volvía al hospital y las analíticas salían correctas. Tanto, que los médicos le comunicaron que podían hacerle el trasplante que necesitaba para vivir.
Juti Gusi, profesional dedicado a la exportación de maquinaria agrícola, quiso cambiar de oficio para dedicarse a la divulgación de la leche de yegua. Si a él le había salvado la vida, si le había curado la anemia, si le había permitido vivir, necesitaba hacerlo saber a todos.
“Con mi pareja, Lídia, cambiamos de casa, de trabajo, y montamos una granja en la Vall d’en Bas, donde tenemos cuatro yeguas”. También han impulsado estudios médicos en la Universidad Autónoma de Barcelona, en el Hospital Sant Joan de Déu (relacionados con la anemia y las criaturas) y en el Hospital Josep Trueta de Girona.
Y también han empezado a comercializar la leche de yegua en 80 puntos de venta de Cataluña. La venden en minidosis de 25 ml (como unos chupitos), congelada, a un precio aproximado de 1 €. “Está congelada porque no está pasteurizada, viene directamente de como la han ordeñado en la yegua, por tanto, mantiene todas sus propiedades”.
¿Cuáles son las propiedades? Tiene ácidos grasos poliinsaturados (omega-3 y omega-6); vitaminas como la A, B1, B2, B6, B12, B13, C, D, E y K; y minerales como el hierro, el magnesio, el calcio o el zinc.
Con una minidosis, si se hace una dieta saludable, es suficiente para absorber todas sus propiedades. “El aporte de calcio de la leche de yegua por sí sola no es importante, pero como tiene estrógenos y vitamina D, entonces sí que lo es, porque es la forma en que se asimila con más efectividad”.
Xavier Aldeguer, jefe del servicio de Digestivo y Hígado del Hospital Josep Trueta de Girona, indica que podría ser que la leche de yegua tuviera propiedades beneficiosas para criaturas y adultos con enfermedades autoinmunitarias, como la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa. “No tenemos datos concretos porque estamos en fase de estudio, pero vemos este potencial concreto en la leche de yegua”, afirma el doctor Aldeguer.
Finalmente, la dietista-nutricionista Jordina Casademunt afirma que la leche de yegua es recomendable para las personas con un sistema inmunitario comprometido, tal como han demostrado los estudios que han destacado su composición en calostro.
Aún así, “no existe ningún alimento milagroso”; tan solo “una corrección de hábitos, como alimentos de calidad y ecológicos, ejercicio físico, respirar aire puro, etc., pueden hacer alcanzar un estado de salud mejor”, concluye Casademunt.