El descanso es una de las necesidades más básicas del ser humano, como comer o respirar. Nadie puede vivir sin dormir y cada vez hay más estudios científicos que explican que, cuando no se descansa correctamente, hay más probabilidad de desarrollar enfermedades. Así, la falta de sueño sostenida en el tiempo podría contribuir a la aparición de problemas graves como obesidad, depresión, fibromialgia, entre muchos otros.
La mala noticia es que el estilo de vida moderno posterga permanentemente la calidad del descanso. Vivimos en un estado constante de estrés, prisas y en contacto permanente con dispositivos que emiten un tipo de luz y una cantidad de información que hacen que los ritmos circadianos se desregulen. Móviles, ordenadores, televisión deberían quedar aparcados un buen rato antes de ir a dormir.
El descanso tiene un objetivo esencial y vital: reparar y regenerar el cuerpo y el cerebro. Las necesidades de sueño varían en función de diferentes factores, como la edad. Si no sucede, se produce un desgaste que no es posible sostener durante mucho tiempo. Existen algunas medidas sencillas que pueden revertir la situación de forma muy efectiva.
La higiene del sueño
Este concepto hace referencia a aquellos hábitos que facilitan la conciliación del sueño y evitan cualquier tipo de insomnio. A veces un poco menospreciadas, algunas acciones son muy poderosas para evitar un mal descanso. Veamos.
Una de las primeras medidas para facilitar el buen dormir es destinar la cama exclusivamente para descansar, leer o para las relaciones íntimas y no para trabajar o mirar el móvil. También, cenar un buen rato antes de ir a la cama para tener la digestión ya encaminada es otra de las ayudas más simples y efectivas que nos permitirán conciliar el sueño más fácilmente. Asimismo, pasar como mínimo una hora sin mirar pantallas es uno de los desafíos más grandes, pero también más necesarios, para que las hormonas nos guíen hacia el buen descanso nocturno. Muy importante, además, es intentar dejar la actividad física para la primera parte del día, pues, cuanto más tarde entrenamos, más cuesta ir a dormir.
Alimentos que ayudan a conciliar el sueño
Existen algunos alimentos que son especialmente interesantes para terminar el día, ya que, o son ricos en triptófano, un aminoácido precursor de la serotonina y la melatonina (hormona del sueño), o facilitan la entrada de esta sustancia en el cerebro.
El triptófano está presente en el plátano, el pescado, el aguacate, el sésamo, el huevo, algunos frutos secos o las legumbres, por ejemplo. De hecho, existen muchos alimentos ricos en este aminoácido y no es difícil plantear una cena que contenga. Pero, además, es interesante incluir alguna fuente de carbohidrato, que, al aumentar los niveles de insulina, facilita la entrada del triptófano en el cerebro, ya que la insulina se lleva otros aminoácidos y, por tanto, hay menos competencia para atravesar la barrera hematoencefálica.
No se debe perder de vista, pero, que una cena fácil de digerir es más interesante que una más pesada y que, por descontado, algunos productos como el alcohol, el cacao o el café son excitantes y boicotean cualquier intento de irse a dormir.
Fitoterapia, otra gran aliada para mejorar el descanso
Las plantas, como sabemos, tienen usos terapéuticos diferentes. Algunas son especialistas en favorecer la relajación del sistema nervioso. Utilizarlas para conseguir un buen descanso puede ser un apoyo muy efectivo a los hábitos y la alimentación propuestos. Algunas de las plantas tradicionalmente más utilizadas son la melisa, la pasiflora, la valeriana o el tilo.
La casa Raab ha desarrollado un complemento alimenticio a base de extracto de melisa, lúpulo, valeriana y vitamina C, ideado para contribuir al buen descanso nocturno. La valeriana y el lúpulo ayudan a conciliar el sueño y a dormir profunda y tranquilamente. La vitamina C natural de acerola contribuye a normalizar la función psicológica. Los aceites esenciales, las sustancias amargas y los taninos de la melisa favorecen la relajación profunda y alivian los estados de ansiedad. Todos los ingredientes son de cultivo biológico controlado y, como siempre, la casa es garantía de la máxima calidad.