El despertar en el mundo de la alimentación saludable acostumbra a ser un proceso gradual, a veces lento, pero normalmente constante. La mayoría empezamos con pequeños cambios en nuestra alimentación y, al descubrir los enormes beneficios generados, nos atrevimos a ir un poco más allá, a añadir nuevos alimentos menos comunes y a recortar la lista de todos aquellos tradicionales que antes formaban la base de nuestra dieta. En definitiva, a dejar de pensar que comer bien significa comer de todo y a apostar por una alimentación más limpia y sana.
Las verduras son la base de la pirámide alimenticia de todas las dietas saludables
Pero no siempre es tan fácil. Comer bien implica un recuestionamiento diario de qué nos llevamos a la boca, cuál es su origen y qué recorrido ha hecho desde el huerto hasta nuestra casa. ¿Y cómo podemos tener la garantía de que los productos que consumimos cumplen con los estándares de calidad y de sostenibilidad ecológica? A priori, tenemos tres grandes opciones: cultivar nosotros mismos nuestro huerto, consumir productos directamente de un productor o de una cooperativa de confianza o bien apostar por una buena marca que cuente con las exigencias del sello ecológico.
A partir de ahí, de dietas saludables hay muchas y de todo tipo: paleo, vegetarianas, veganas, crudiveganas, flexitarianas, macrobióticas, ayurvédicas, etc. Aunque puedan tener puntos contradictorios entre ellas, todas las dietas saludables tienen un denominador común: las verduras como base de la pirámide alimenticia.
¡Hay que comer verdura!
Para desayunar, para comer y para cenar. Las verduras tienen que formar parte de nuestra dieta de forma predominante, especialmente las de hoja verde, que son las que tienen más densidad nutricional y las que más nos ayudan a prevenir y a curar enfermedades, a quemar grasas, a eliminar toxinas y a alcalinizar el organismo.
Pero, ¿cómo lo hacemos? En general, su inclusión en la comida y en la cena es muy fácil: basta con aumentar el consumo de ensaladas con alimentos crudos, de cremas de verduras o de menestras escaldadas, al vapor o al horno (poniendo especial atención a los tiempos y a la temperatura de cocción, ya que si superamos los 40º eliminaremos parte de las propiedades de los alimentos, que sí se conservan en crudo).
El gran reto, para muchos, está en el desayuno y en los menús festivos, ocasiones en las que, muy a menudo, nos dejamos llevar por la comodidad de ciertos productos procesados como las mermeladas cargadas de azúcares, los patés llenos de sal y bajo contenido proteico, las cremas de cacao llenas de grasas y azúcares o los embutidos de baja calidad. Tres tipos de alimentos que tendríamos que desterrar de nuestra dieta, a menos que sean de procedencia ecológica y de alta calidad.
¿Cómo incluir verduras en el desayuno, en la merienda y en los menús festivos?
Una muy buena opción para dar los buenos días a nuestro organismo podrían ser los zumos verdes o los licuados de fruta y verdura. Estos cócteles de vitaminas y de minerales nos ayudan a oxigenar la sangre, a regular el tránsito intestinal y a retrasar el envejecimiento, además de proporcionarnos un chute de energía saludable que ya quisiera el café.
Si el zumo no nos apetece a primera hora de la mañana o sentimos la necesidad de masticar, también podemos llevarnos algunas frutas o verduras crudas para comer a modo de snack, como las zanahorias, las manzanas, los plátanos, etc. O bien optar por puddings con leches vegetales y semillas como la chía o cereales como la avena o el mijo.
¿Y para untar?
Si lo que echamos en falta es un buen condimento vegetal para bocadillos o tortitas, la oferta tampoco escasea:
- Podéis probar de hacer vuestra propia mermelada sin azúcar a base, por ejemplo, de fresas, dátiles y limón.
- Purés de verduras como la famosa baba ganush (puré árabe de berenjena con tahina, limón, ajo y comino), de zanahoria con jengibre, etc.
- Mousses de verduras ya preparadas y listas para consumir: siempre ecológicas y de una marca de confianza, con un alto contenido de verduras frescas (lo notaréis en la textura, más densa o con trocitos, y en el sabor, más fresco e intenso), como la gama de mousses vegetales Farm Vegetables que Allos acaba de lanzar al mercado, con un 68 % de verduras. Distribuidas en exclusiva por Qbio, además de ser deliciosas, son cómodas y prácticas, una buena opción para combinar con pan, tortitas, canapés, pasta y cualquier otra idea cuando no tenemos tiempo o ganas de meternos en la cocina.