Sabemos que el organismo está colonizado por varios cientos de especies bacterianas, sobre todo concentradas en los intestinos. Nuestra salud depende de la cantidad de colonias y del equilibrio entre las diferentes especies que habitan en ellos.
Esta microbiota intestinal tiene funciones que van más allá de la digestión, asimilación y eliminación de los residuos. Además, nos protege, ya que impide que otros tipos de bacterias que pueden producir infecciones se desarrollen, y tiene una función inmunomoduladora, o sea, un papel esencial en el funcionamiento del sistema inmunitario. Pero hay más: de este equilibrio bacteriológico también depende el bienestar del cerebro. Varios estudios han demostrado que el intestino contiene más de cien millones de neuronas y que secreta al menos veinte neurotransmisores idénticos a los del cerebro.
Por tanto, podemos afirmar que el estado de la microbiota intestinal participa activamente en la gestión de las emociones y está implicado en el control del dolor, la regulación de la termorregulación, los comportamientos alimentarios y sexuales, el ciclo vigilia-sueño, el dolor y la ansiedad.
Así pues, es fundamental conservar una microbiota intestinal rica y equilibrada con probióticos (bacterias beneficiosas) y prebióticos (fibra dietética que sirve de alimento para los probióticos) que garantice el buen funcionamiento de cuerpo y mente. La mezcla de prebióticos y probióticos da como resultado un simbiótico.
Qué provoca un desequilibrio intestinal y cómo podemos recuperarlo
Factores principales de desequilibrio de la microbiota intestinal:
- Una dieta pobre en fibra y rica en proteínas (sobre todo de origen animal) con un exceso de café y azúcares
- Hábitos tóxicos como el alcohol o el tabaco
- Antibióticos y otros medicamentos que dañan la mucosa intestinal y gástrica
- Estrés mantenido
- El propio envejecimiento conlleva un descenso de colonias microbianas y la aparición de ciertas enfermedades como la gastroenteritis
Ayudas para recuperar el equilibrio de la microbiota:
- Probióticos (microorganismos externos con propiedades beneficiosas).
- En alimentos como el yogur (leche fermentada con bacterias lácticas como Streptococcus thermophilus y Lactobacillus bulgaricus o acidophilus), y otros fermentados como el kéfir, el té kombucha, el chucrut…
- En complementos alimenticios y medicamentos que contienen varias capas bacterianas beneficiosas para regenerar la flora intestinal.
- Prebióticos (sustancias no digeribles de los alimentos que las bacterias aprovechan para alimentarse y, por tanto, para desarrollarse)
En alimentos como alcachofas, raíz de achicoria, ajo, cebolla, puerro, salvado de trigo, banana, patata hervida y refrigerada… hidratos de carbono de varias hortalizas y frutas.
Los simbióticos: qué son y qué beneficios tienen
Los simbióticos son productos que incorporan conjuntamente probióticos y prebióticos. La intención es que, al llegar al intestino, los probióticos lo hagan acompañados de sustancias prebióticas que les ayuden a crecer y a colonizar el intestino.
Para que un alimento pueda ser considerado simbiótico, como mínimo debe contener una especie de bacterias saludables para la salud –como Bifidobacterium longum, Bifidobacterium infantis, Lactobacillus rhamnosus, Lactobacillus acidophilus– así como una clase de prebiótico –como fructanos, fructooligosacáridos o oligofructosa, es decir, hidratos de carbono de cadena corta.
Beneficios de los simbióticos:
- Aumentar la flora intestinal y el conjunto de la microbiota del ser humano para favorecer tanto la prevención como la mejora de enfermedades intestinales tipo Crohn, colitis ulcerosa, colon irritable, gastritis…
- Reforzar las defensas del organismo frenando la proliferación de bacterias patógenas y erradicando infecciones.
- Ayudar a proliferar el ácido láctico de los Bifidobacterium, que tiene propiedades anticancerígenas y antimutágenas. Hay estudios que han demostrado que incide en las células tumorales.
- Evitar el estreñimiento y disminuir los casos de diarrea.
Estos productos pueden resultar beneficiosos, siempre dentro del marco de una alimentación y hábitos de vida saludables y con un consumo adecuado y no exagerado. A la hora de tomar simbióticos, debemos asegurarnos de la viabilidad de las cepas microbióticas y de la calidad de las moléculas prebióticas incluidas.
En este sentido, buscar un simbiótico que cumpla estos requerimientos es responsabilidad del consumidor y, como referencia, los Laboratorios Activa –referentes en innovación tecnológica y nutricional y especializados desde hace muchos años en el ámbito de la fitonutrición con suplementos alimenticios de última generación– ha sacado al mercado Bienestar PreBio, un simbiótico que contiene las cuatro cepas microbióticas fundamentales para tener un efecto complementario y unos prebióticos idóneos para asegurar el desarrollo de la microbiota. Este producto no tiene efectos secundarios ni contraindicaciones, y es apto para todas las edades y situaciones.
En definitiva, incluyendo prebióticos en suplementos con probióticos garantizamos el alimento de las bacterias saludables, lo que hará posible que puedan crecer, duplicarse y adaptarse al intestino. Todo ello mejorará, pues el proceso digestivo, reforzará el sistema inmunitario y los procesos mentales y emocionales.
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