Postre Mora PlátanoEvolución del bebé según el libro de Heidi Murkoff Qué se puede esperar cuando se está esperando (Ed. Medici): Empezamos la semana 28 (inicio del tercer trimestre) y el bebé ya ha llegado a los 1.125 gramos de peso y a los 40 centímetros de largo. Como ya contamos la semana pasada, los pliegues del cerebro continúan en expansión y el cuerpo continúa acumulando capas de grasa y de pelo, que no para de crecer. Según Murkoff, ahora ya es capaz de succionar, toser, tener hipo, practicar la respiración y, estos días, de empezar a parpadear y a experimentar el REM (Rapid Eye Movement-Movimiento Ocular Rápido) es decir, ¡que se iniciará en el apasionante mundo de los sueños! Con todo, el pequeño aún no está preparado para nacer (los pulmones son casi maduros, pero no del todo).

Alimentación de la madre: ¡No puedo dormir! ¿Qué hago?

¿Sueñas que se te cae el bebé mientras vas a comprar? ¿O que en lugar de un niño perece un animalito? ¿Sueñas con su carita? ¿Que te sonríe y te habla como si fuera un adulto? En fin, sueñas de todo y te despiertas pensando que ha sido real? ¡Pues es normal!

Soñar durante el embarazo es muy común y es una forma que tiene el subconsciente de descargar tensiones, temores, dudas y emociones sobre el embarazo y la llegada del bebé. Las hormonas, según Murkoff, también contribuyen a hacer que los sueños sean más intensos de lo normal y, como la madre se despierta a menudo –ya sea para ir al cuarto de baño, cambiarse de posición o beber agua–, hay más probabilidades de romper el ciclo REM y de vivir el sueño como si fuera de verdad.

La alimentación, a pesar de que cada embarazo es único, nos puede ayudar a coger el sueño. Según www.kidshealth.org se recomienda:

  • Reducir el consumo de bebidas con cafeína (café, té o bebidas refrescantes).
  • Evitar tomar muchos líquidos o cenar mucho antes de ir a dormir (y compensarlo con el resto de comidas del día).
  • Tomar una bebida caliente, como un vaso de leche con miel o una infusión (atención con las infusiones, porque no todas son recomendables durante el embarazo. Mejor consultarlo con un ginecólogo o nutricionista especializado).
  • Gracias al potasio que contienen, los plátanos y las chirimoyas son perfectos para evitar las temidas rampas durante la noche. El potasio es necesario para generar el impulso nervioso y para una actividad muscular normal. (Atención: Consultad al ginecólogo si podéis comer chirimoya, ya que tiene mucho azúcar).
  • Para recuperar el sueño perdido durante la noche, se recomienda hacer siestas cortas durante el día (entre treinta y sesenta minutos).

Yolanda Garcia, psicóloga y naturópata para padres e hijos, recomienda tomar una bebida preparada a partir de kudzu (una raíz volcánica de una planta llamada Pueraria lobata) y zumo de manzana: “Deshacemos una cucharada de postre de kudzu en un vaso de zumo de manzana frío y lo ponemos todo a hervir sin dejar de remover durante dos o tres minutos. Se debe tomar caliente. Además de delicioso ayuda a relajarse”, cuenta. Garcia recuerda que si se toman infusiones es importante hacerlo con poca agua para no incrementar la micción nocturna; “hay que preparar la infusión con la mitad de agua”, apunta. Por lo que respecta a las plantas recomienda “la piel de naranja, la melisa, la flor de azahar, la avena shativa y la tila”

Arianna Bonato, ginecóloga del centro Marenostrum de Barcelona, apuesta por tomar alimentos con calcio y magnesio, que “ejercen una función relajante”. Según Bonato, la “manzanilla es por excelencia una infusión que tranquiliza y favorece la digestión –atención al efecto contrario si se toma en grandes cantidades. La melisa relaja los músculos y el útero, al mismo tiempo que serena y calma. La tila y la pasiflora nos ayudarán también en aquellas noches agitadas”. Para endulzar las hierbas, apuesta por la miel –en especial la de tila o de acacia– porque “contienen principios sedantes procedentes de las plantas originarias”.

Atención: La información ofrecida en esta sección es genérica -tanto en cuanto a la evolución del feto, como la alimentación de la madre y en la complementación nutricional. Para tener un asesoramiento directo, se recomienda consultar el ginecólogo o un nutricionista especializado.