El bebé continúa creciendo sin parar. Esta semana pesa entre 900 y 1000 gramos y mide casi 23 centímetros. Como cuenta Heidi Murkoff en Qué se puede esperar cuando se está esperando, durante estos días empieza a abrir los ojos –hasta ahora los párpados estaban cerrados para que la retina se pudiese desarrollar– y ya es capaz de percibir la claridad y la oscuridad. Aún es demasiado pronto para saber de qué color tendrá los ojos, porque el iris no tiene toda la pigmentación, pero ve bastante para reaccionar a un cambio extremo de iluminación o a un ruido fuerte. Si la madre gestante quiere una prueba, solo debe acercar un luz a la tripa o provocar un ruido fuerte. El pequeño reaccionará parpadeando y moviéndose bruscamente (y seguramente nos estará advirtiendo que aquello no le ha gustado mucho).
Alimentación de la madre:
Durante las próximas semanas, el bebé ganará peso de manera espectacular. Él crece, la tripa crece y sus órganos se desarrollan, sobre todo el cerebro y los ojos. Para ayudar que a todo este proceso se haga de forma correcta, el pequeño necesita dosis importante de grasas omega-3 (llamadas grasas insaturadas), que encontramos en alimentos como el salmón y otros pescados azules (sardinas), los huevos, la rúcula, las gambas, el cangrejo, las semillas de lino o el pollo.
¿Por qué es importante consumir estos alimentos?
No toda la grasa es igual, ni produce el mismo efecto sobre el cuerpo. Las grasas omega-3, y sobre todo la ADH, son esenciales para la formación del cerebro y los ojos, tanto dentro del útero como de recién nacido. Tomar una cantidad adecuada de grasas esenciales es especialmente importante durante los tres primeros meses de vida –cuando el cerebro está creciendo a un ritmo espectacular– y durante la lactancia. Como cuenta Murkoff, “durante los tres primeros meses de vida, el contenido de ADH del cerebro del bebé se triplica y, según estudios recientes, se ha comprobado que los niños pequeños con madres que habían consumido gran cantidad de ADH durante el embarazo tenían una coordinación mano-ojo mejor que los otros”.
La madre también se beneficia
Y como lo que es saludable para el bebé también lo es para la madre, según los expertos, las madres que consumen cantidades importantes de ADH toleran mejor los cambios de humor y tienen menos riesgo de un parto prematuro y de tener depresión posparto. ¡Ah! También apuntan que los bebés que consumen ADH dentro del útero de la madre tienen unos hábitos de sueño más regulares que el resto.
Atención: La información ofrecida en esta sección es genérica -tanto en cuanto a la evolución del feto, como la alimentación de la madre y en la complementación nutricional. Para tener un asesoramiento directo, se recomienda consultar el ginecólogo o un nutricionista especializado.