La Dra. Eres es oncóloga médica y experta en medicina integrativa del cáncer en el instituto pionero en España en este enfoque, el Instituto Khuab. Según Eres, el camino hacia la curación del cáncer pasa necesariamente por integrar conocimientos, métodos y estrategias de diferentes terapias, tanto convencionales como complementarias.

doctora motivo cancer

1. Contexto y experiencia de la oncología integrativa

Los datos oficiales apuntan a que más del 50 % de las personas con cáncer combinan el tratamiento oncológico convencional con algún tipo de medicina complementaria. En los EE.UU., esta integración es tan importante que desde hace años existe un centro de referencia nacional reconocido oficialmente (el National Center for Complementary and Integrative Health), que se encarga de promover la investigación científica de terapias y productos de medicina complementaria, valorar su utilidad y guiar en la toma de decisiones sobre cuáles pueden ser más beneficiosos.

La oncología integrativa la definió este instituto de EE.UU. en 1998 como aquella que combina las medicinas complementarias más eficaces y de mayor rigor científico con la oncología convencional, pero situando esta última como parte esencial del tratamiento. Por lo tanto, coloca las dos terapias a niveles de importancia diferentes. La convencional sería la que predomina sobre la otra. Es una oncología abierta a enfoques nuevos pero que, al mismo tiempo, practica una medicina muy rigurosa basada en la ciencia. Se trata, pues, de una posición ambigua, muchas veces difícil de implementar.

La oncologia integrativa combina medicinas complementarias eficaces y de rigor científico con la oncologia convencional

Uno de los grandes retos en la oncología es promover la salud entendiendo que este hecho no se basa únicamente en “eliminar la enfermedad”, sino que los objetivos deberían ser varios:

  • Reducir los efectos secundarios
  • Mejorar los síntomas causados por el cáncer
  • Potenciar la salud emocional
  • Mejorar la calidad de vida

Las terapias complementarias que habitualmente se incorporan en los centros de oncología integrativa son:

  • Cuerpo-mente: meditación, yoga, taichí
  • Masaje
  • Nutrición
  • Acupuntura

La incorporación de una terapia complementaria u otra depende del nivel de evidencia científica, la demanda de los pacientes, la experiencia clínica, los terapeutas disponibles, la facilidad para ser integrada dentro de la política del centro hospitalario, etc.

En este enfoque, las terapias complementarias se colocan siempre un nivel por debajo del tratamiento convencional. El reto, según la Dra. Eres, es ubicarlas en el mismo plano. Este hecho depende del centro donde se realice el tratamiento y de quien lidere los programas.

2. Criterio oncológico

En el Instituto Khuab, el propósito es dar un paso más y evolucionar desde la oncología integrativa a una sola oncología que sea muy poco invasiva y tan efectiva como sea posible. El instituto −fundado por el Dr. Vidal-Jové y la Dra. Eres− tiene una experiencia consolidada con más de 10 años de funcionamiento y coordina la atención diagnóstica, terapéutica y el seguimiento de más de 400 pacientes mensuales. Este modelo de una sola oncología se ha estado elaborando durante más de dos años. La máxima prioridad es potenciar la curación −o al menos la contención− de la enfermedad.

Para llegar a este modelo de una sola oncología, la Dra. Eres nos cuenta que se basan en conocer y comprender los aspectos siguientes:

  1. La naturaleza del cáncer, que puede ser muy variada: inflamatoria, celular, inmunitaria, metabólica, cuántica, del tejido conectivo, mitocondrial, etc.
  2. Los mecanismos de acción de ambas acciones terapéuticas al mismo tiempo, las sinergias positivas. Son un ejemplo de ello la mejora de los pacientes oncológicos a través de inyecciones de dosis elevadas de vitamina C y la combinación de vitamina D con biomoduladores orales (según los últimos estudios en cáncer de pulmón). O las intervenciones nutricionales como el ayuno antes de la quimioterapia o el seguimiento de dietas cetogénicas para ayudar a controlar el crecimiento del tumor.
  3. La minimización de los riesgos de interacción entre unas y otras, como la competencia entre los fármacos de nueva generación y de otras sustancias. Por ejemplo, la metformina (como inhibidora de un gen, el PI3K) puede bloquear inhibidores farmacológicos o el polifenol EGCG del té, que puede bloquear fármacos como el bortezomib, porque se unen al mismo receptor o las vías de eliminación a través del hígado (fase I – citocromo P450, y fase II – VÍAS conjugación) que son compartidas por sustancias naturales y fármacos. Por lo tanto, hay que estar al tanto de estas posibles interacciones a la hora de integrar terapias.
  4. La interpretación de la evolución del paciente, planteándose un enfoque terapéutico nuevo en caso de que haya un deterioro grave del metabolismo o una lesión en el sistema inmunitario tan grave que esté dando lugar a una progresión más rápida de la enfermedad y a una descompensación biológica.
  5. El equilibrio entre contención y destrucción. En la enfermedad oncológica se dan dos tipos de deterioro, el que está asociado al propio cáncer y el provocado por el tratamiento. Mejorando estas dos variables se mejora tanto la calidad de vida como la supervivencia.
  6. Evitar en la medida de lo posible la desnutrición extrema (caquexia), producida por los tratamientos y por la propia enfermedad. Se puede compensar con suplementación nutricional adecuada, como por ejemplo omega-3, aminoácidos y hormonas naturales.
  7. Cuestionarse la medicina basada únicamente en la implantación de pautas estandarizadas iguales para todos y retomar el valor de la experiencia médica y la práctica clínica. La Dra. Eres nos comenta que la oncología convencional actual muchas veces “esclaviza” a médicos y a pacientes a seguir protocolos mecánicos sin posibilidad de alternativas. Hay que romper con esta manera de proceder.

3. De la quimioterapia a la terapia biológica

Algunos estudios demuestran como la quimioterapia sólo contribuye en un 2% a la supervivencia a largo plazo

La Dra. Eres nos hace reflexionar sobre la necesidad de hacer un replanteamiento sobre los supuestos beneficios de la quimioterapia, porque algunos estudios parecen indicar que la quimioterapia en algunos casos contribuye muy poco a los beneficios globales a largo plazo. Es decir, hay que individualizar las indicaciones, porque cada caso es diferente. Nos cita este estudio en el que se muestra que la quimioterapia contribuye solo un 2 % en la supervivencia a largo plazo en EE.UU. y Australia.

cancer paciente

Además, hay nuevos fármacos que actúan de manera diferente e inhiben las enzimas responsables del crecimiento de las células tumorales u otros que actúan como anticuerpos que bloquean la actividad tumoral.

La Dra. Eres también nos cuenta que existe la quimio metronómica, en el que se utilizan dosis bajas y frecuentes de manera continua, a diferencia de la estándar, que se hace en dosis altas. Esta primera reduce los costes, el número de visitas al hospital y los efectos adversos, y presenta acciones sobre el tejido que rodea el tumor que son de interés en la contención del cáncer.

4. Estrés y cáncer

Por último, la Dra. Eres nos comenta que puede existir una relación entre el estrés emocional, el postraumático y el cáncer. Parece −como avalan estudios serios− que después de un episodio de estrés puede verse alterada la biología celular.

Por ejemplo, en el cáncer de pecho, se ha descubierto que experiencias traumáticas y muy dolorosas como un divorcio, la muerte de un familiar, del marido o de un amigo muy cercano aumentan el riesgo de sufrirlo. En el caso de los hombres, se han encontrado interacciones claras entre los tumores de próstata y un entorno estresante.

Algunos estudios indican la relación entre episodios estresantes, como el fallecimiento de alguien cercano, con un mayor riesgo de sufrir cáncer

También hay que tener en cuenta que aunque el estrés no sea una causa directa del cáncer, los factores emocionales como el estado de ánimo, la actitud para afrontar la enfermedad y el apoyo del entorno influyen en el progreso o remisión de las células tumorales. También lo hace el poder de la palabra de la autoridad médica ante las expectativas de vida del paciente: el mensaje puede recibirse como sentencia de muerte o bien actuar como placebo y ayudar a salir adelante.

Para ayudar a gestionar este estrés, la Dra. Eres propone diferentes recursos como por ejemplo: la utilización de fármacos para reducirlo, técnicas de relajación, reestructuración de la experiencia a través de la hipnosis o sistemas para ayudar a los médicos a saber comunicar las noticias sin dar falsas esperanzas pero dejando la puerta abierta a la curación. Y, sobre todo, hay que aprender a situarse en el presente con todo el cuerpo y presencia, y no solo con el pensamiento.

Conclusiones

La Doctora Eres concluye que el camino de la oncología integrativa pasa por fusionar lo mejor de ambas medicinas de igual a igual. Teniendo en cuenta que el objetivo terapéutico fundamental es considerar a la persona y a su vida como centro del proceso. Es importante estar abiertos a paradigmas nuevos sin miedo a ser cuestionados, y gestionar la evidencia científica desde el sentido común. También cree que se necesitan oncólogos y oncólogas con formación − y no sólo información− sobre medicinas no convencionales, y terapeutas formados con “criterio oncológico” para liderar unos y participar los otros en los programas de una sola oncología, la oncología que queremos.

Sergi Espier petitaSergi Espier, Dietista

 

 

 

Montse Reus petitaMontse Reus, Dietista i ambientòloga